El Señor os bendiga: No me ofrece duda alguna el tema de esta carta: la fundación en Covadonga.
¡Cuán grande es el regalo que la Santísima Virgen hace a la Institución Teresiana y cómo ha de corresponder la Institución a tan señalado favor!
Confieso ingenuamente que para mí este favor de nuestra Señora excede a cuanto pueda expresar de palabra y por escrito.
Covadonga es para la Institución algo singular, único, y para mí algo más singular y único.
La santa Cueva será siempre la verdadera cuna de nuestra amadísima Obra.
Ante la imagen de la Santina se oró, se proyectó, se vio, por decirlo así, el desarrollo de la Obra (…)
En fin, siete años de vida intensa en aquel bendito recinto dan mucho de sí, y todo lo que dieron fue en torno del ideal de mi vida, que surgió y cristalizó mirando a la Santina.
Mis muchos o pocos, mejores o peores escritos de aquella época, dicen todo.
Mis amistades y conocimientos de aquel tiempo recuerdan aún el tema de mis conversaciones en derredor de mis proyectos.
De cómo se venera y se ama a la Virgen de Covadonga no hay necesidad de ponderarlo. Es un amor que se traduce en todas las manifestaciones de la vida teresiana.
Después de todo lo dicho ¿podremos asegurar que es un gran regalo para la Institución el tener casa en Covadonga?
Y si a lo expuesto se añaden las dificultades que ofreció siempre y a todo el que lo intentó entrar en aquel recinto, tendremos que reconocer como favor extraordinario el que nos otorga la Santísima Virgen llevándonos al lado de la santa Cueva.
¡Y cómo ha dispuesto nuestra Reina y Señora todo lo más conveniente para que en breve la Institución viva en su verdadera casa solariega!
El venerable prelado y el ilustrísimo cabildo han sido los instrumentos providenciales en esta empresa, y las cartas que se cruzaron demuestran el más vivo interés de parte de todos.
Iremos, Dios mediante, a Covadonga muy pronto, y vamos persuadidos de que nos lleva la Santísima Virgen. ¿Sabremos corresponder a. fineza tan extraordinaria ?
Comencemos por agradecer y, aparte lo que cada cual diga a nuestra Señora, en todas las casas deberá tenerse noticia del día que comiencen las obras, de los viajes de los superiores, de la inauguración, etc., y deberá ser la casa de Oviedo la que comunique todas estas noticias, a fin de que en los Internados se dé públicamente gracias a la Virgen Santísima y se celebre todo cuanto se relacione con la casa de Covadonga, para, de esta manera, hacer que arraigue la devoción a la casa de la Santina.
Sería de desear que las teresianas y alumnas del Internado de Oviedo invitaran a las de todas las casas de la Institución para que enviaran algún recuerdo que testimoniara el amor que profesan a la nueva casa, en la que desearíamos que estuvieran representadas Cooperadoras, Antiguas Alumnas, Juventud Misionera y protectores.
Desde ahora se deberán elevar oraciones por el reverendísimo señor obispo, cabildo y personas que de algún modo contribuyan a la existencia de aquella bendita casa.
En otra ocasión haré, con el favor de Dios, un programa o reglamento para la nueva casa, y diré a todas lo que yo entiendo que debe ser y, además, cómo han de vivir y en qué se han de ocupar las teresianas que residan en Covadonga.
Por hoy hago punto y os envío una bendición dejándoos en el Corazón divino.